Després de "Me enamoré de una bruja", va repetir amb Richard Quine a "La indómita y el millonario" (1959) i també amb Kim Novak a "La misteriosa dama de negro" (1962), ara ja com a protagonista masculí.
Com el títol anuncia, ella repeteix el paper de dona presumptament perillosa, i el film es mou entre el thriller i la comèdia romàntica, situant l'acció a un Londres en blanc i negre i molta boira, com és procedent, tot i que els personatges són quasi tots nord-americans: ella, vídua d'un britànic (a qui potser va assassinar) i ell, funcionari de l'ambaixada dels Estats Units, a les ordes d'un ambaixador amb els trets de Fred Astaire.
Les escenes de seducció són esplèndides gràcies al carisma dels actors i a l'elegància dels diàlegs (Blake Edwards va participar com a guionista) i la posada en escena. Llàstima que la trama policíaca resulti confusa i allargada en excés cap a una resolució en clau de slapstick no gaire afortunada.
7 comentaris:
Quina bona pinta! No la coneixia.
Una abraçada.
Està molt bé. Li sobra, però, la mitja horeta final (en dura més de dues, que ja és bastant per a una comèdia sense pretensions).
Una abraçada.
Toda la elegancia y exquisito talento de Richard Quine para la comedia volvían a dejarse notar gozosamente en esta película que es falso thriller, verdadera historia de amor, comedia y slapstick y también musical merced a la armónica conjugación de los movimientos de cámara –con abundantes desplazamientos, planos largos y grúas– e intérpretes (afortunada y evocadora utilización de Fred Astaire), entendiendo esto en el mismo sentido en que CHARADA de Donen deviene un “musical” sin la necesidad de incluir canciones o números musicales.
Quine, en la forma aparentemente libre de dirigir a sus actores, conseguía mediante sutiles coreografías en el interior del plano que los sujetos que encarnan nos lleguen menos encorsetados en las reglas del juego y por tanto más cercanos y cálidamente humanos, más amorosamente dibujados, aprovechando siempre que puede –digamos– su “historial” (disfrutamos de Novak, Lemmon y Astaire porque “representan” lo que ellos mismos, en su trayectoria, significan para nosotros). Por ejemplo: la utilización de Fred Astaire viene dada por lo que este actor y bailarín representa en nuestra memoria; así, cuando le vemos dirigiéndose a su despacho caminando por los pasillos de la Embajada, combinando de manera sincopada los movimientos de todo su cuerpo, estamos asistiendo a un momento musical.
Un saludo.
Io no la coneixia tampoc
Teo: Muy interesante tu apreciación sobre la calidad musical de las imágenes y ese travelling que acompaña las entradas de Fred Astaire en SU embajada.
Sanhoycal: Una película y un director que merecen una revisión.
Saludos.
La vi hace mucho tiempo, tengo un recuerdo de película simpática con buenos intérpretes, pero tengo que volver a verla.
Saludos.
Viene a ser eso: una película simpática con buenos intérpretes.
Saludos.
Publica un comentari a l'entrada