La relació breu i una mica desesperada que manté el protagonista amb una atractiva metgessa interpretada per Elena Anaya serveix per mostrar les inevitables postals turístiques del País Basc fotografiat per Storaro, però no condueix a res més, la qual cosa és coherent amb un dels títols més pessimistes del director però perjudica l'interès d'una història sense història. "Rifkin's Festival" no entusiasmarà ni els seguidors més devots de Woody Allen i, com a molt, divertirà els espectadors cinèfils capaços d'associar els somnis del protagonista amb els clàssics a què fan referència, tots europeus (Fellini, Truffaut, Godard, Lelouch, Buñuel, Bergman amb fins a tres títols de la seva filmografia), amb l'excepció d'Orson Welles i el seu "Ciudadano Kane".
2 comentaris:
Que tal Ricard!
Soy de la opinión de que a ciertos cineastas se le debían de pasar por alto ciertos borrones, no se si esta película se merece el adjetivo. A mi visto el trailer se me ha abierto el apetito. Por cierto, genial el poster de Jordi Labanda.
Saludos!
Bien es verdad que a Allen debe perdonársele todo o casi todo. Este film es muy sincero y fiel a sus obsesiones y temáticas. Sin embargo, no acaba de funcionar y lo achacaría a cierta pereza tanto en el libreto, redundante y escasamente ingenioso, como en la realización, algo descuidada y bastante obvia, si bien debo reconocer que la abundancia de primeros planos y contraplanos tiene cierta lógica si se trata de remarcar la falta de entendimiento entre los personajes. En la escena del restaurante, cuando el protagonista no consigue que su esposa y el director francés interpretado por Louis Garrel, entregados a una mutua seducción, le hagan el menor caso, la intención del montaje que aísla a los personajes resulta evidente; pero el gag se alarga en exceso. Y volvemos a lo mismo: no es que la película sea larga -dura hora y media justita-, pero uno tiene la impresión de que le sobran planos y puede que alguna escena.
Saludos.
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